Mamba negra

Mamba negra

La serpiente Mamba negra (Polylepis Dendroaspis), una de las más venenosas del mundo, es también conocida como Mamba de boca negra, mamba marrón meridional o Swart mamba.

Es la serpiente venenosa más grande de África y la segunda más grande entre las venenosas del orbe, solo por debajo de la Cobra Real.

La serpiente Mamba Negra se encuentra en el este de África, desde el sur de Etiopía hasta el sudoeste del continente.

Mamba negra reptando

Características

Los ejemplares adultos de serpientes Mamba negra tienen una longitud media de 2,5 metros (8,2 pies) y una longitud máxima de 4,5 metros (14 pies).

Esta especie recibe su nombre de la coloración negra en el interior de su boca, en lugar de su color de piel, que es de un gris al tono de oliva. La serpiente Mamba negra es la que más rápido puede desplazarse, ya que es capaz de moverse hasta a 20 kilómetros por hora (12,5 millas por hora). Sin embargo, utiliza esta velocidad para escapar del peligro, en lugar de para capturar a su presa.

Mamba negra atacando

Hábitat

Las Mambas negras prefieren hábitats específicos que contienen un montón de cubierta. Las zonas de colinas boscosas o rocosas, o sabanas con abundantes árboles o plantas leñosas, sirven a las exigencias de hábitat de esta especie, aunque esta también se adapta a las zonas costeras y húmedas.

Aunque se le considera terrestre, la mamba negra puede valerse de los árboles y convertirse en arborícola cuando le es necesario para escapar o cazar. Los retiros ahuecados como troncos podridos le sirven como guaridas y es una serpiente que se sabe mantener en un hogar permanente, si se le deja tranquila.

Por lo general se describe como especie subsahariana, pero tiene una gama actual que abarca gran parte del este y el sur de África. La serpiente ha sido vista en locaciones alejadas de su hábitat mayoritario como África occidental y septentrional.

Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y de los recursos naturales, esta especie ha sido reportada en Senegal y por el oeste hasta Guinea.

Mamba negra depredadora

Comportamiento y dieta

Las Mambas negras pasan sus noches en agujeros del suelo, por lo general madrigueras en desuso, o se ocultan a profundidad entre rocas caídas o madera. Estos escondites pueden ser también abandonados por la serpiente si se alarma y desde ellos puede atacar a cualquier criatura que bloquee el camino a su agujero.

Como todos los reptiles, la serpiente mamba negra es de sangre fría y se basa en el calor externo para mantener su temperatura corporal. Por lo tanto, se regodea con frecuencia en el sol durante el día, ya sea en una rama baja o una roca. Sin embargo, durante el verano, la serpiente puede ser obligada a refugiarse en su madriguera si llega a sentir demasiado calor.

Si no son amenazadas o molestadas, las serpientes Mambas negras tienden a vivir en sus guaridas durante largos períodos de tiempo, que a menudo quedan libres por montículos de insectos o sencillamente están en árboles huecos.

Son serpientes diurnas que pueden cazar activamente de día o de noche. Cuando la caza es de animales pequeños, la Mamba negra realiza una sola picadura mortal y luego se retira, a la espera de que la neurotoxina de su veneno paralice la presa. Al matar a un pájaro, sin embargo, la serpiente Mamba negra se aferra a su presa, evitando que emprenda el vuelo.

Los ejemplares de esta especie, cuando van a la caza, pueden viajar rápidamente a través de terreno accidentado a lo largo de las ramas bajas de los árboles. Son capaces de mantener sus cabezas hasta un metro por encima del suelo al golpear y pueden retener los 50 centímetros por encima del suelo, incluso cuando se mueven.

Asimismo, las serpientes mamba negra tienen muy buena vista y pueden atacar a presas como roedores, murciélagos, aves y lagartos como un rayo, dejando que su potente veneno acabe con la matanza.

Mamba negra africana

Reproducción

La cría de la Mamba negra suele tener lugar a finales de primavera o principios del verano. Después del apareamiento, el macho va a volver de nuevo a su propia casa. La hembra entonces pone entre 10 y 25 huevos, por lo general en vegetación en descomposición. La descomposición de la vegetación emite calor, que ayuda a calentar los huevos y acelerar el tiempo de eclosión, que se produce a los tres meses de haber sido despedidos. Las cáscaras de los huevos permiten a su vez que el agua y el oxígeno lleguen a los embriones en desarrollo.

Las crías de Mamba negra miden alrededor de 0,51 metros de largo y son de color grisáceo-verdoso. Se hacen independientes de inmediato y pueden atrapar a sus propias presas, del tamaño de una pequeña rata. Dentro de un año, alcanzan los dos metros. Ninguno de los padres se involucra en la educación o mantención de los jóvenes.

Las batallas entre machos son comunes durante la época de celo en primavera. El combate puede llegar a ser bastante intenso, ya que los contendientes levantan sus cuerpos hacia adelante, desde la tierra, y se enredan entre sí.

Mamba negra en un árbol

Depredador y presa

Las Mambas negras se alimentan principalmente de pequeños mamíferos como damanes y roedores. Son extremadamente rápidas, y saben emplear efectivamente su veneno durante la caza.

Cocodrilos, aves y otros lagartos son los principales depredadores de los huevos de mamba y de serpientes jóvenes, que son presa de mangostas, mientras que ejemplares adultos pueden ser devorados por el pájaro secretario y especies más grandes de águila.

Mamba negra albina

Veneno de Mamba negra

Como ya se dijo, la Mamba negra está entre las serpientes más venenosas del mundo. Su veneno contiene potentes neurotoxinas, de acción rápida, que alteran la actividad normal del sistema nervioso, y cardiotoxinas, que causan daño del músculo cardíaco, incluyendo la calciseptina.

La mordedura de Mambas Negras inocula de unos 100 a 120 miligramos de veneno como promedio, sin embargo, puede entregar hasta 400 miligramos de veneno, y ya de 10 a 15 miligramos es una cantidad mortal para un ser humano adulto.

El veneno es inyectado a través de dos colmillos huecos, ubicados en la parte delantera de la boca de la serpiente, y causa parálisis rápida.

En los seres humanos, el síntoma inicial de una picadura es dolor local en el área de la mordedura, aunque no este dolor no es tan grave como en mordeduras de serpientes con hemotoxinas (toxinas que destruyen las células rojas de la sangre).

La víctima entonces experimenta una sensación de hormigueo en las extremidades, párpados caídos (ptosis palpebral), visión de túnel, sudoración, salivación excesiva y falta de control muscular (especialmente la boca y la lengua). Si la víctima no recibe la atención médica, los síntomas progresan rápidamente a náuseas, dificultad para respirar, confusión y parálisis.

Con el tiempo, la víctima experimenta convulsiones, insuficiencia respiratoria y cae en estado de coma rápido hasta morir por asfixia como consecuencia de la parálisis de los músculos que se usan para respirar. Sin tratamiento, la tasa de mortalidad es del 100 por ciento, la más alta entre todas las serpientes venenosas en el mundo.

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